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Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.



Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Jer 29:13

La palabra corazón es una palabra que se usa mucho en la biblia. Curiosamente es una palabra que todos entendemos, pero cuando se trata de explicarla tenemos problemas. Por ejemplo decimos, te amo de todo corazón, me robaste el corazón, eres la dueña de mi corazón.
En fin es una palabra que la mayoría entendemos pero que difícilmente podemos explicar en donde se encuentra y que es el corazón. La biblia usa mucho la palabra corazón y de muchas maneras de tal modo que cuando la estudiamos, nos damos cuenta que la biblia tampoco dice en donde se encuentra el corazón. Da por hecho que todos sabemos dónde está el corazón. Y Dios dice:

Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

El corazón representa todo nuestro ser, es el centro del ser. Es todo lo que representas tu ser total o completo. Cuando decimos “mi corazón” estamos refiriéndonos a todo lo que somos. Lo que veo y lo que no veo, mis emociones, mis problemas, mis actitudes, mis defectos, mis pensamientos, mis debilidades, mis errores, mi pasado... Todo. Es todo lo que tú eres y aun lo que no sabes que eres.

La biblia habla de la samaritana, que era una mujer religiosa, porque Jesus le habla de adoración. Jesus le dijo “ustedes adoran lo que no saben y nosotros adoramos lo que sabemos”. Era una mujer que andaba buscando la felicidad por varios medios, porque se había casado cinco veces y a aun no era feliz. Pero Jesus le dijo “mas la hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores, adoraran en espíritu y en verdad”. Jesus le revela como debe ser la verdadera adoración y como encontrarse con el Padre. Jesus sabía exactamente su necesidad por eso le habla de adoración. Cuando Dios dice:

Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Adoración es rendir todo nuestro ser a Dios. Todas nuestras emociones y sentimientos, todos nuestros pensamientos, nuestros problemas, nuestras preocupaciones, nuestras frustraciones y emociones. ¡Todo lo que pensamos de nosotros mismos!. Jesus dijo:  “Mas la hora viene y ahora es cuando lo verdaderos adoradores, adoraran en Espíritu y en verdad”.
Curiosamente se lo dijo a la samaritana y no a los religiosos que creían tener la verdad. Los orgullosos religiosos dicen: “Así se debe buscar a Dios” pero Dios dice adórenme. ¡Búscame de todo corazón y me van a encontrar!.

Conforme alabamos y adoramos dejemos a un lado todo lo que nos impide llegar a Dios. Estamos abriendo la brecha que el nos dejo y estamos confiando en su palabra. Dios está cambiando corazones y cuando estos deciden entregarse a Dios. Dios hace transformaciones importantes:

Los grandes hombres de Dios, tuvieron encuentros poderosos con la gloria de Dios. Y algo en común que ellos tuvieron es que le adoraban. En la antigüedad la adoración era complicada y de mucho ritual. Pero Dios le anticipa a la samaritana:

“Mas la hora viene y ahora es cuando lo verdaderos adoradores, adoraran en Espíritu y en verdad”.
      
¡Viene un cambio en la adoración! Le dice esto va a cambiar y se va a quitar tanto ritual y tanta complejidad. No porque no se necesite, sino porque yo lo voy a hacer más fácil, Jesus le dio a entender.

“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.

Analiza tu corazón es este momento, con una actitud de oración, de humildad, acércate a Dios. ¿Crees que Dios no te entiende o que no le interesas porque eres muy Joven? ¿Crees que Dios se olvido de ti o tú no puedes hacer cosas importante en la vida y para Dios? ¿Tal vez tú crees que la felicidad está en una persona, en una carrera, en un automóvil, en una casa o en una familia?. No que algo de esto este mal en tenerlo, pero la felicidad no se encuentra en nada de esto. La verdadera felicidad se encuentra en buscar a Dios de todo vuestro corazón.

“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.

La Samaritana dio un paso de fe al creerle a Jesus. Así es que te invito a que des pasos de fe. Al alabar a Dios vas a dar pasos de fe. Todos tenemos una necesidad ahora mismo. ¡Todos tenemos una necesidad!. ¡La samaritana tenía sed de felicidad, de encontrarse con Dios!. Jesus derramó felicidad en su vida en esa hora. ¡Cuando ella dio pasos de fe!. Vamos a traer como una ofrenda todo nuestro ser. ¡Eso implica nuestros pensamientos y emociones!.
¿Traes un pensamiento de fracaso ahora mismo?, ofrécelo a Dios. ¿Traes una tristeza? ofrécela a Dios. Dios pudo conocer a la samaritana y no le dijo, “andas mal, no me vengas a mí con esas cosas”. Simplemente Jesus la acepto tal y como era. Los mismos discípulos se asombraron al ver a Jesus hablando con la samaritana, y dice la biblia que pensaron muchas cosas, pero no se atrevieron a decir nada.  
La adoración parece complicada, pero en verdad es sencillo, solo necesitas ser sincero con Dios. Es decirle aquí está mi corazón Señor, Te lo ofrezco, Es todo tuyo, tómalo, haz de mi lo quieras.

Jesus no le dijo a la samaritana, “necesitas cambiar y necesitas dejar esto y aquello, no le dio una lista de deberes religiosos”. Simplemente fue una aceptación mutua. Jesus la acepto a ella y ella acepto a Jesus, y comenzaron a caminar juntos.

Jesus después de estar dos días enseñando de adoración al padre, se fue. Pero les dejo una gran lección. El día que me necesiten. Simplemente búscame en espíritu y en verdad. Dios Padre y Dios hijo están al alcance de tu adoración. Solamente adórales, rinde homenaje aquel que lo hizo todo por ti.

A través de la alabanza estamos buscando a Dios basados en la verdad de la biblia. La biblia enseña esto cuando dice:

“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”. Hebreos 10:19-22

¡Acércate, el nunca te va a rechazar!

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