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Aceptarse unos a otros aunque sean diferentes

Si quiere vivir en una atmósfera de gracia en la iglesia el primer principio es este: aceptarse unos a otros aunque sean diferentes. Pablo tuvo necesidad de enseñar que debían recibir al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque, en cuanto a las comidas: uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come. 

Pablo en ese momento estaba enfrentando un problema muy común, la gente presentaba sacrificios de animales a los ídolos, y luego, lo que sobraba, lo vendían. Muchos pensaban que si compraban la carne sacrificada a los ídolos, no debía preguntar a quién había sido presentada, porque de esa forma estaban comiendo con una conciencia limpia. Esa enseñanza se había desparramado en la iglesia de aquel tiempo, y algunos pensaban que si comían carne sacrificada a los ídolos de alguna u otra forma eran débiles en la fe y los que solo comían legumbres eran más espirituales que los demás porque se abstenían de consumir esa carne. 

Entonces Pablo les dijo: «Ese no es el problema, porque ¿quién eres tú para juzgar al que come para Dios o al que no come para Dios?». Los exhortaba a aceptar y no juzgar a los que comían. Y los que comían eran exhortados a no contender con los otros. Para nosotros, esto no es un asunto grave, porque en nuestro contexto cultural, no hay ese tipo de problemas. ¿Pero qué ocurre cuando el principio de enseñanza del texto es entendido y aplicado en nuestro contexto? El asunto es la aceptación, no la comida. Porque la comida fue el tema que hizo florecer una actitud más profunda. 

Los cristianos muchas veces no nos aceptamos los unos a los otros por cosas simples de cada día, veamos algunos ejemplos: 

1. Ir al cine 

2. Usar maquillaje 

3. Jugar cartas 

4. Ver televisión 

5. Ir a la playa 

6. No orar cierta cantidad de tiempo o con cierta frecuencia 

7. Oír cierta música 

8. El estilo de corte de cabello 

Esto es para empezar. Muchas veces aceptamos a otras personas solamente, si hacen lo que nosotros creemos que deben hacer. Pero Pablo, dice que por su libertad en Cristo, él era libre para comer de aquella carne que algunos decían que era sacrificada a los ídolos. 

Acepte al otro aunque haya diferencias, aunque no piense de la misma forma que usted, porque no se trata de glorificar lo que Dios creó, sino de quién es Él. De esa forma la iglesia estará en armonía. 

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