Cuando recibimos al Espíritu
Santo y nos llena plenamente es cuando estamos preparados para dar y dar con
alegría, eso fue lo que sucedió en los primeros años de la iglesia, la gente
recibió al Espíritu Santo con regocijo y creían plenamente en la resurrección
de Cristo así como en el evangelio,
cuando leemos estos pasajes nos podemos dar cuenta de lo lejos que esta
la sociedad en estos días de haber
recibido el Espíritu Santo y de haber recibido una verdadera llenura, nos
dejamos llevar por la emoción de una buena predica y buscamos el sentirnos bien
con eso y dejamos a un lado lo más importante que es la conversión verdadera,
esa convicción que nos llevara a dejar todo y a dar todo por todos y a amar a
nuestros hermanos como a nosotros mismos y dar con generosidad todo lo que tenemos para
compartir con los menos afortunados, ese despojarnos de nosotros mismos solo lo
puedes hacer por medio del fruto del Espíritu Santo en tu vida.
En el capítulo 5 Ananías y Safira
mueren inmediatamente no porque no quisieron dar todo si no por mentirle al
Espíritu Santo y procurar el engaño, en la iglesia de esos tiempos estaban tan
unánimes que no podían mentirse los unos con los otros porque el Espíritu Santo
estaba alimentado totalmente. Si solo tuviéramos un poquito de eso en estos
días la sociedad estuviera mucho mejor de lo que esta, el egoísmo, la envidia,
la avaricia, el orgullo, el amor a nosotros mismo que nos hace envanece en
forma desmedida es lo que reina cada día más en nuestra sociedad y esos
sentimientos son los que están alimentando a la iglesia de hoy.
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